Tom Meighan de Kasabian (segundo por la derecha en esta imagen promocional) se ha declarado culpable de asaltar a su ex-prometida, Vikky Ager, solo un día después de anunciar su marcha de la banda por problemas personales. Un mensaje subido a Twitter por Kasabian indicaba simplemente: «Tom Meighan renuncia a Kasabian de mutuo acuerdo. Tom está lidiando con problemas personales que están afectando a su comportamiento de un tiempo a esta parte y ahora quiere concentrar todas sus energías en volver a encarrilar su vida. No vamos a comentar nada más».
El comunicado original de Kasabian era bastante claro en no consentir más especulaciones en torno a la vida personal de Meighan, si bien hoy se conocen detalles concretos en torno a este incidente de «violencia doméstica» que tenía lugar el pasado 9 de abril. La policía recibía entonces la llamada de un niño que le avisaba sobre esta agresión, y se encontraba con una Ager «visiblemente perturbada» y con un Meighan que «desprendía un fuerte olor a alcohol» y se mostraba «agresivo y sin ánimos de cooperar». A consecuencia de la agresión, Ager sufría hematomas en «rodillas, tobillo, codo izquierdo y un dedo gordo» así como «enrojecimiento alrededor del cuello». Meighan ha pedido disculpas por el incidente a «toda la gente a la que he decepcionado» y pretende «atajar su hiriente comportamiento». El músico ha sido condenado a realizar 200 horas de trabajo no remunerado.
Durante la última década y media, Kasabian ha sido una de las bandas más exitosas del Reino Unido. Todos sus álbumes han sido número 1 en las islas desde el segundo. El primero y homónimo, que llegaba al top 4, era un sleeper que terminaba convertido en triple platino, superando el millón de copias, contando sólo lo que despachaba en Reino Unido. Era en sus inicios cuando el grupo triunfaba con sencillos como ‘Club Foot’ o ‘L.S.F.’ de 2004, ‘Empire’ de 2006 y ‘Fire’ de 2007, aunque es más significativo que lo hayan logrado más avanzada su carrera: ‘You’re in Love with a Psycho’, uno de los singles de ‘For Crying Out Loud’ (2017), ha logrado la certificación de «disco de oro» en las islas, pese a las críticas que tuvo por parte de las instituciones de salud mental. Pese a ello, ha sido otro de los grandes hitos de su carrera.
De momento se desconoce si Kasabian saldrán adelante con otro vocalista, entrarán en un hiato indefinido o tomará las riendas otro miembro de la banda, en concreto «Serge» Pizzorno (segundo por la izquierda), que también canta, es el letrista principal y el año pasado emprendía carrera en solitario.
Tom Meighan is stepping down from Kasabian by mutual consent. Tom has struggled with personal issues that have affected his behaviour for quite some time and now wants to concentrate all his energies on getting his life back on track. We will not be commenting further.
Charlie Puth se ha sumado estos días a la larga lista de intérpretes de música pop que han publicado singles llamados ‘Boyfriend’ o ‘Girlfriend’. Selena Gomez y Justin Bieber cuentan ambos con su propio ‘Boyfriend‘, también Ariana Grande tiene el suyo; y uno de los mayores éxitos de Avril Lavigne se llama ‘Girlfriend’, como tantos otros temas de Michael Jackson, Alicia Keys, Phoenix o Christine and the Queens.
El nuevo single de Charlie Puth se llama ‘Girlfriend’ y vuelve a ser un caramelito de synth-pop de los que es experto en componer el autor de ‘Attention‘. Esta vez estamos ante una producción que no desentonaría en absoluto en el repertorio de Carly Rae Jepsen, MUNA o de las Tegan and Sara de, ejem, ‘Boyfriend’; pero en este caso la mano para la melodía de Charlie Puth destaca especialmente en un tema hecho para crear adicción desde el mínimo fraseo («all night long») hasta el subidón del estribillo final. El propio Puth ha declarado haber invertido «mucho tiempo» en «perfeccionar» esta canción y se nota: cada cosa está en su debido sitio en esta composición que corre el riesgo de quemarse demasiado rápido, al ser tan adictiva; a pesar de que el artista grabó partes de la misma durante su gira anterior. La toma vocal del puente la registró «10 minutos antes de subirse al escenario una vez».
«¿No somos perfectos?», «si fuera tu novio, te daría todo mi tiempo» o «no quiero juegos, esto es más que una fase» son tres de los lugares comunes en los que incurre la letra de esta canción de composición clásica en todos los sentidos. Realmente la lírica de ‘Girlfriend’ podría haber tenido lugar en los mismos años 50 que Puth referenciaba en su denostado debut tanto como en los años 80 que exploraba en su segundo trabajo. Parece que se avecina disco continuista si ‘Girlfriend’ es el adelanto de ese tercer álbum que Puth lleva un tiempo creando después del fallido paso de ‘I Warned Myself‘, ‘Mother’ y ‘Cheating on You’ por las listas de éxitos. ¿La mejor noticia posible en este caso?
El tabloide británico The Sun ha publicado una «exclusiva» según la cual Rihanna habría aparcado «indefinidamente» las labores de producción de nuevo disco para dedicarse plenamente a su empresa de cosméticos y de ropa interior. Según está información, Rihanna considera que el COVID-19 «ha destruido» la industria de la música y prefiere dedicar sus esfuerzos a convertirse en la próxima gran magnate de la industria de la belleza, por lo que no tendría tiempo de trabajar en su próximo proyecto musical. La cantante, que buscaría alcanzar el estatus de billonaria en este campo como han logrado sus colegas Kylie Jenner y Kim Kardashian, ya habría registrado una nueva marca de cosmética llamada «Buff Ryder» que pensaría lanzar próximamente.
La noticia, de ser cierta, sería la peor posible para los seguidores de Rihanna, que no saca disco desde que en 2016 editara el exitoso ‘ANTI‘, hace ya cuatro años. Sin embargo, parece a todas luces una invención pues Rihanna podría perfectamente compaginar ambas profesiones incluso en el contexto de una pandemia, pues es una de las músicos más ricas del mundo; y se sabe de hecho que tiene bastante avanzada la producción de hasta dos nuevos discos, uno de reggae y otro de pop, sobre los que ella misma y sus colaboradores han hablado en alguna que otra entrevista.
Pero sobre todo es conocido el desprecio de Rihanna a The Sun. En 2012, la barbadense atacó al tabloide por su afición a publicar noticias falsas, después de que este diera luz a una noticia según la cual la cantante había usado a una doble en uno de sus anuncios para Armani. Rihanna desmintió esta información en Twitter, donde escribió que «el periódico The Sun es como un pelo del culo, está lleno de mierda». ¿Se molestará la artista en confirmar o desmentir esta supuesta exclusiva mientras su reciente single con PARTYNEXTDOOR, que ha sido todo un «sleeper» en las listas de éxito, desciende poco a poco en el Billboard?
Masterchef 8 terminaba anoche con una audiencia espectacular, por encima del 30% del share. Fue la segunda final más vista de la historia de la franquicia en España, lo que da una idea de la incombustibilidad del formato. Por más años que pasen, por más que se diversifique en ediciones Junior (cada vez más insufribles) y Celebrity (un saludo a Willy Bárcenas de Taburete), superadísima la ausencia de Eva González –no hay duda que el haber potenciado el papel de los jueces ha sido beneficioso–, el talent show de cocina por antonomasia se crece edición a edición, incluso aunque sus castings se aproximen cada vez más a los de Gran Hermano (R.I.P.).
En ese caso, la presencia de Saray (autora del ya mítico –para mal– plato «Ave muerta encima de un plato») y Fidel (el cantante del grupo garajero Los Wilds pasa a la historia del programa por sus gestos… y ya) fue accesoria y bufonesca, y por un momento pareció estar a punto de dar al traste con la gastronomía en el programa, mientras que el bonachón con mala leche Michael y la abuelita sibilina Juana aguantaron muchos más de lo que parecía.
Pero esta edición pasará a la memoria como la de los gallos y los cuchillos afilados. Gallos como el abogado (léase al estilo De Niro en ‘El cabo del miedo’) Andy e Iván (el macho alfa gallego), que tras meses de pique ante las cámaras (seguramente no fuera tan así detrás), dejaron atrás a Jose Mari, el otro chistoso y pérfido que quedó en el camino preso de su propia soberbia. Y se metieron en la final: el primero, tras ser el mejor en la primera prueba de la final siguiendo en cocina una elaboración de Martín Berasategui, callando muchas bocas ya de forma incontestable; el segundo, destacando en las cocinas de El Bohío de Pepe Rodríguez (que lamentó la situación de la hostelería con la pandemia, que está llevando a cerrar incluso a los «estrellas Michelín») ante la pareja carpetera oficial de la edición: el discreto pero trabajador Alberto y la histriónica Luna, que llegó hasta ahí con un evidente toque de chiripa.
Y ambos se plantaron con su al menos aparente exceso de confianza y testosterona junto a Ana, una joven y discreta joyera de Madrid que si había destacado a lo largo del programa había sido por su modestia, gentileza y afabilidad en el nido de aves carroñeras que se había ido convirtiendo el programa, sobre todo en unas pruebas de exteriores cainitas en las que algunos no dudaban en tirarse a un precipicio si con ello hacían que sus rivales cayeran con ellos.
Ana volvió renovada tras el parón del rodaje del programa por el coronavirus. Si ya en los programas anteriores a ese trance comenzó a destacar cuando cocinaba en solitario, algo debió hacer clic en ella en las semanas de confinamiento que la dio ser consciente de sus capacidades, si bien no se vanaglorió de ello en ningún momento. Y finalmente fue ella, con sencillez, trabajo e inteligencia, la que supo conquistar al jurado, incluido el eminente Joan Roca. Masterchef 8 ha sido, a su manera, una lección vital de esas que se propugnan en las películas Disney: en un entorno agresivo, visceral y machirulo, triunfó el buenismo. ¿Cuánto decís que falta para Masterchef 9?
James Blake ha publicado su nuevo single, ‘Are You Even Real?’, el cual ha contado con la participación de dos solicitadas autoras de pop como son Starrah y Ali Tamposi. Ambas comparten créditos en ‘Havana’ de Camila Cabello y Young Thug, mientras por separado, la primera ha co-escrito éxitos como ‘Girls Like You’ de Maroon 5 y Cardi B, ‘Needed Me’ de Rihanna, ‘Now or Never’ de Halsey o ‘Feels’ de Calvin Harris con Pharrell Williams, Katy Perry y Big Sean; y la segunda ‘Stronger (What Doesn’t Kill You)’ de Kelly Clarkson, ‘Let Me Love You’ de DJ Snake con Justin Bieber, ‘Señorita’ de Shawmila y, más recientemente, ‘Break My Heart‘ de Dua Lipa, uno de los hits del momento.
Haciendo uso de un minimalista ritmo de R&B y de un arreglo de cuerdas, ‘Are You Even Real?’ reincide en el sonido luminoso y celestial presente en algunos cortes de ‘Assume Form’ o en el reciente ‘You’re Too Precious‘ que llevaba a preguntarnos si la estrella de James Blake se habría apagado, pues se quedaba lejos de ser uno de sus singles más inspirados. Parte de la letra menciona un «viaje» a través de un «campo de fresas» y un diálogo que imaginamos entre Blake y su pareja, la actriz y activista Jameela Jamil: «dime cómo te sientes»: «¿eres siquiera real?»
James Blake, ya más que curtido en la composición pop después de haber trabajado con Beyoncé, Kendrick Lamar, Rosalía, Travis Scott o, más recientemente, Kehlani, podría tener entre manos el primer single oficial de su próximo álbum, en el que ya se encontraba trabajando meses después del lanzamiento del anterior.
Kacey Musgraves y el también cantante y compositor Ruston Kelly han anunciado su divorcio. En un comunicado remitido a The Associated Press recogido por Billboard, ambos artistas señalan que han tomado la decisión de mutuo acuerdo y que continuarán siendo amigos.
«Ambos creemos que hemos terminado en la vida del otro por una razón divina y nuestras vidas han cambiado infinitamente a mejor por ello», señala el comunicado. «El amor que tenemos el uno por el otro va más allá de la relación que hemos compartido como marido y esposa. Es una conexión espiritual que nunca podrá ser borrada. Hemos tomado esta decisión juntos, una decisión sana que viene después de un largo periodo de haberlo hecho lo mejor posible para que saliera bien. Simplemente no ha funcionado. Aunque nos separamos en el matrimonio, seguiremos siendo amigos por el resto de nuestras vidas».
La triste noticia es especialmente significativa para la carrera de Kacey Musgraves, quien el año pasado se hacía con el preciado Grammy a Mejor álbum del año por ‘Golden Hour‘, un trabajo eminentemente romántico y dedicado a la felicidad del matrimonio, sobre el que versaban temas como ‘Butterflies’, ‘Wonder Woman’ o ‘Happy & Sad’, en el que Kacey cantaba: «¿existe una palabra para describir lo que siento? Me siento feliz y triste al mismo tiempo, me tienes llorando lágrimas de felicidad, nunca me he sentido tanto en las nubes, pero dicen que todo lo que sube debe bajar» o «cuando todo es perfecto, me empiezo a esconder, porque sé que la lluvia está a punto de llegar». El disco era además enormemente alabado por la crítica. Musgraves y Kelly contrajeron matrimonio en Tennessee en el año 2017.
Esta mañana despedíamos a uno de los grandes nombres de la música contemporánea: Ennio Morricone, uno de los compositores de bandas sonoras más célebres, laureados y prolíficos de la Historia nos dejaba a los 91 años, con una obra prácticamente inabarcable, numerosos éxitos eternos (algunos bastante recientes, como sus trabajos para Tarantino) y una profunda huella en la música pop. Buena parte de su enorme capacidad para entusiasmar y cautivar estaba en el uso de voces solistas, guitarras (españolas, acústicas y eléctricas) e incluso silbidos, aportando un elemento humano no tan común en la música clásica. Quizá por eso su influencia en el pop y el rock contemporáneo era mucho más grande que la de coetáneos como John Williams –con el que acababa de recibir el Premio Princesa de Asturias de las artes ex-aequo–, palpable en infinidad de discos caracterizados por sus arreglos orquestales, aunque no siempre. En este artículo destacamos solo algunos de los muchísimos álbumes de las últimas décadas que deben mucho al talento del genio italiano.
‘Actos inexplicables’ de Nacho Vegas
Dentro de las muchísimas canciones icónicas en la carrera de Nacho Vegas, hay pocas como la introducción instrumental que abría su primer disco bajo su nombre propio (recordemos que antes fue ‘Diariu‘), ‘Actos inexplicables‘. La canción, que comparte su título, contiene una evidente herencia de los míticos westerns musicados por Morricone para Sergio Leone, desde esa armónica que se va acercando hasta nosotros desde lontananza hasta tocarse con los rasgueos de guitarra en vibrato en primer plano. Los fabulosos arreglos de cuerda y viento compuestos por Carlos J. Martínez y el propio Vegas tienen un tono crepuscular y evocador que alude claramente al maestro y que, además, no son una rara avis: la maravilla cohenesca ‘El camino’ le va a la zaga.
‘Coles Corner’ de Richard Hawley
El maravilloso cuarto álbum de Richard Hawley suponía un leve cambio de rumbo en su carrera –además de un considerable impulso comercial– al introducir en su retro rock unos exuberantes arreglos orquestales que engalanaban todo el álbum y que entroncaban con la tradición del Scott Walker más amable y, también, con un aire country que volvemos a relacionar con Ennio casi indefectiblemente (aunque su vasta carrera fuera mucho más allá del western). Cabe destacar que, no en vano, Hawley ha participado en la composición de varias bandas sonoras (más con canciones que con scores, eso sí) y que al frente de los arreglos de este álbum estaba Colin Eliott, que ha dado muestra de su talento en esa parcela en discos como el orquestal ‘The Abbey Road Sessions’ de Kylie Minogue o ‘Complete Surrender‘ del dúo Slow Club.
‘Curtains’ de Tindersticks
Está fuera de toda duda que el autor de scores tan míticos como los de ‘La misión’ o ‘El bueno, el feo y el malo’ ha debido influir de una u otra manera a cualquiera que se haya sentado a escribir música para una película en los últimos 30 años. Unos de esos han sido los británicos Tindersticks, compositores fetiches de la ahora consagrada cineasta Claire Denis que recopilaron en una caja todos sus trabajos para películas de la francesa, desde ‘Nénette et Boni’ (1996) hasta ‘White Material’ (2009) –Stuart A. Staples en solitario también se ha encargado de la última, la reciente ‘High Life’ (2019)–. Pero en los propios álbumes del grupo originario de Nottingham ya sobresalía esa capacidad evocativa tan cinematográfica. Especialmente en su célebre tercer álbum, ‘Curtains’ (1997), un dechado de melodramatismo propulsado por secciones de cuerda espectaculares. Curiosamente, una edición especial del disco contenía ‘A Marriage Made In Heaven’, un dueto que la banda quiso compartir con la actriz Isabella Rossellini. La hija de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini debutaba en el cine en 1979 con la película ‘El prado’, y no adivinaréis quién era el autor de su banda sonora…
‘Felt Mountain’ de Goldfrapp
Los silbidos sobrenaturales que abren ‘Lovely Head’, primer corte del glorioso debut de Alison Goldfrapp y Will Gregory, tienen una deuda evidente con el Maestro. El italiano fue una influencia declarada desde sus inicios. En 2001 contaban a The Guardian que el dúo nació intercambiando música que les apasionaba: ella enviaba cassettes de François Hardy; él, de Ennio. Hay quien asegura, además, que ‘Utopia’, uno de sus singles más célebres, tiene reminiscencias de ‘Tema italiano’, incluido en su trabajo para ‘El clan de los sicilianos‘ de Henri Verneuil (1969). Pero es que prácticamente todo el disco, desde las reminiscencias latinas de ‘Human’ a la melancolía marciana de ‘Horse Tears’ parecen tener algo de homenaje a Morricone.
‘Rome’ de Danger Mouse & Daniele Luppi
Desde sus primeros trabajos como productor junto a Jemini The Gifted One, Brian Burton ya mostraba un profundo conocimiento de bandas sonoras clásicas que empleaba, vía sample. Pero donde echaría el resto en esa parcela fue en ‘Rome‘, un disco creado junto a otro apasionado de la música para películas de Ennio, Alessandroni, Piccioni… que es además de un virtuoso del órgano Hammond un reputado compositor de bandas sonoras. Eso cristalizó en un disco elegante y cinemático que pretendía ser el score de un film que no existía, pero que no era difícil evocar a través de los interludios instrumentales y las canciones con Jack White y Norah Jones.
‘Roseland NYC Live’ de Portishead
«El compositor de películas más grande de todos los tiempos» es como Geoff Barrow ha definido a Morricone al poco de conocerse su fallecimiento. Y el de Bristol lo dice con evidente conocimiento de causa, puesto que en los últimos años, al margen de sus discos con Beak>, ha sido en esa parcela donde ha centrado sus esfuerzos profesionales junto a Ben Salisbury, tanto en cine (‘Annihilation’, ‘Ex-Machina’) como en televisión (‘Black Mirror’, ‘Hanna’, ‘Devs’). Pero su admiración por el compositor romano no es ni mucho menos nueva ni nace a raíz de este desempeño: el ya mítico ‘Dummy‘, primer disco del grupo Portishead (compartido con Beth Gibbons y Adrian Utley), tenía una evidente deuda con Ennio en la construcción de ambientes sonoros de película (aunque era Lalo Schiffrin, otro genio de la música cinematográfica, el sampleado en ‘Sour Times’). También sucedía con su segundo álbum, el homónimo de 1997, pero donde se evidenció la aspiración orquestal de Barrows y compañía fue en el disco en directo ‘Roseland NYC Live’, un concierto del trío en dicho espacio con arreglos ejecutados en directo por una decena de instrumentos clásicos, consumando sus pretensiones del todo.
‘Absent Friends’ de The Divine Comedy
Neil Hannon, acostumbrados como nos tiene (aunque en su último disco ‘Office Politics‘ se haya abierto a sonidos sintéticos) a imponentes arreglos orquestales, no podía faltar en este repaso. Bien es cierto que siempre fueron Burt Bacharach y Hal David sus referentes más cercanos en esa parcela, como evidenciaba el corto en minutaje pero enorme en emoción ‘A Short Album About Love’. Sin embargo, nunca ha perdido ese punto teatral conectado con la ópera (llegó a componer y estrenar una) y, claro, la música para películas. En ese sentido, su disco más cinematográfico y cargado de arreglos pudo ser el excelente ‘Absent Friends’, no solo por sus profusas orquestaciones, que bien se puede decir que se miran en los compositores clásicos de bandas sonoras, sino también por su espíritu narrativo, aun no siendo un disco conceptual como otros en su carrera. Curiosamente, su álbum de 2010 ‘Bang Goes the Knighthood’ se publicó en una edición limitada que incluía un disco en directo con versiones. Una de ellas era ‘Je changerais d’avis’ de François Hardy, la versión en francés de la gran ‘Se telefonando’ de Mina, una poco común incursión de Morricone en la música pop.
‘The Age of the Understatement’ de The Last Shadow Puppets
Cuando presentaban ‘Everything You’ve Come to Expect‘, Alex Turner y Miles Kane no ponían reparos en afirmar que las grandes influencias de su enorme primer disco habían sido Scott Walker, ‘Histoire de Melody Nelson’ de Serge Gainsbourg, ‘Mass in F Minor’ de The Electric Prunes’… y la banda sonora de ‘El bueno, el feo y el malo’ de Ennio Morricone. Quedaba evidenciado en su evidente querencia por la música de los 60 tanto como en las profusas orquestaciones interpretadas por la London Metropolitan Orchestra a los mandos de nada menos que el canadiense Owen Pallett. La impresión de estar escuchando números musicales (siempre cantados, eso sí) de una vieja película de acción e intriga, con un componente sentimental, es muy vívido en los 35 minutos de duración de este disco. Y lo cierto es que ese perfil caló profundamente al líder de Arctic Monkeys, como pudimos comprobar en el último disco de la banda, el algo incomprendido ‘Tranquility Base Hotel & Casino‘.
6ix9ine vuelve a protagonizar el vídeo más visto del momento en el chart de Youtube España gracias a ‘YAYA’, su nuevo single de letra íntegramente en español, pues cabe mencionar que aunque Tekashi es nacionalizado estadounidense, su ascendencia es latina: su madre es mexicana y su padre portorriqueño.
¿Qué ofrece Tekashi en este enésimo tema de título bisilábico y raps histéricos marca de la casa? La primera novedad es un ritmo de reggaetón como manda la moda actual, y la segunda una letra que incluye referencias al hitazo de reggaetón de 2005 ‘Baila morena’; a Shakira y su ‘Waka Waka’, canción que es rimada con la frase «ella tiene culo bello pero es flaca», y a su vez a Anitta, nombre que es rimado con la frase «cuando chingamos, tú nunca te quitas». En ‘YAYA’, Tekashi tampoco se corta a la hora de celebrar su condición de delincuente convicto. Al principio de la canción ya rapea: «Una nena así me hacía falta, que me tiene mamando por su falda, se ve que no es santa, es como yo, le gusta la maldad».
En pocos días, el vídeo totalmente inenarrable de ‘YAYA’, que muestra a Tekashi echándose leche por encima y a varias bailarinas perreando a solas o a su lado; ha acumulado 42.527.072 visualizaciones en Youtube, es decir, ha sido un éxito… que cabe preguntarse de qué manera se traducirá en el Billboard a la larga: ‘TROLLZ‘, la colaboración de Tekashi con Nicki Minaj que coronaba esta lista hace unos días, protagonizaba después una importante caída en la tabla pasado el «hype» inicial.
Animal Collective han sacado un nuevo EP llamado ‘Bridge to Quiet’ con motivo de la llegada de toda su discografía a Bandcamp. Sin embargo, también son noticia por haberse sumado a la lista de artistas, sellos o plataformas que han decidido poner su grano de arena en la lucha contra el racismo a raíz del levantamiento del movimiento Black Lives Matter de hace unas semanas. Su acción llega poco después que Lady Antebellum y Dixie Chicks hayan cambiadosus respectivos nombres, HBO haya retirado ‘Lo que el viento se llevó’ de su catálogo, o los Grammy hayan modificado la nomenclatura de algunas de sus categorías.
Los autores de ‘Merriweather Post Pavilion‘ han efectuado ya la modificación de portada y título de dos álbumes viejos, respectivamente. En primer lugar, la portada original de su EP de 2007 ‘People’ desaparece de su catálogo al representar un arquetipo racial como es el de la niñera afroamericana o «mammy«. «Entendemos ahora que usar un estereotipo racial provoca más daño del que cualquier explicación puede subsanar», ha explicado el grupo en un comunicado. Y en segundo lugar, su álbum de 2003 ‘Here Comes the Indian’ recupera su título original ‘Ark‘ por razones evidentes. «Creemos que usar la palabra «indio» en nuestro disco envía el mensaje erróneo al objetificar a la población amerindia, lo cual nunca ha sido nuestra intención con la música», ha indicado la formación.
En tercer lugar, Animal Collective recuerdan que su EP de 2007 ‘Meeting of the Waters incorporaba sonidos de una tribu indígena, la Tatuyo, tocando música en Brasil, motivo por el cual han decidido donar una parte de las ganancias producidas por este trabajo a la organización Cultural Survival. Esta decisión también afecta a los otros dos trabajos: las ganancias de ‘People’ serán compartidas con Equal Justice Initiative y las de ‘Ark’ con Seeding Sovereignty.
Este verano se celebra el 10º aniversario del Atlàntida Film Fest, el festival de cine de la plataforma Filmin, que tantas joyas nos ha traído a lo largo de los años. Se celebra lógicamente online, pero como es habitual habrá actividades en Palma de Mallorca. Oficialmente Atlàntida Film Fest se celebrará en Palma entre el 27 de julio y el 2 de agosto y en la plataforma online de Filmin entre los días 27 de julio y 27 de agosto. Entre las películas que se podrán ver está el estreno en España de ‘Last and First Men’ de Jóhann Johánnsson, la película póstuma del compositor islandés y su debut en la dirección cinematográfica; el de ‘Moffie’ de Oliver Hermanus (de los productores de ‘Ida’); el documental ‘This Is Not a Movie’, de Yung Chang; y ‘Photographer of War’, de Boris Bertram, entre muchas otras. También habrá una retrospectiva de Aleksey Balabánov, conocido como «el Tarantino ruso».
También habrá cine al margen de las actividades cinematográficas, como es habitual. Continuando con su línea editorial underground y alternativa, se han organizado 10 pequeños conciertos de artistas tan interesantes como Cecilio G, María José Llergo, Ferran Palau, Confeti de Odio, Bearoid o PAVVLA. Bajo estas líneas os dejamos con las fechas de cada cual. Más información, en la página web oficial.
Los conciertos en fechas:
Lunes, 27 de julio: MARÍA JOSÉ LLERGO (La Misericòrdia)
Martes, 28 de julio: MARY PAXANGA + CECILIO G (Es Baluard)
Miércoles, 29 de julio: CONFETI DE ODIO (Es Baluard)
Jueves, 30 de julio: BEAROID (Es Baluard)
Viernes, 31 de julio: FERRAN PALAU (Es Baluard)
Sábado, 1 de agosto: VIC MIRALLAS + MARC SEGUÍ (Ses Voltes)
Domingo, 2 de agosto: JÚLIA COLOM + PAVVLA (Ses Voltes)
Con tan sólo dos álbumes en solitario, uno colaborativo con Conor Oberst y otro con Julien Baker y Lucy Dacus como boygenius, Phoebe Bridgers se ha convertido en una voz generacional. Cuando habla largo y tendido de las canciones que componen este segundo álbum ‘Punisher’, no se va por las ramas. Promocionando ‘Garden Song’, que va sobre la consecución de los «sueños», decía en Apple Music: «Si eres una persona miserable que piensa que los buenos mueren jóvenes y las corporaciones malvadas dominan todo, ya tenemos pruebas suficientes de que es verdad». Hablando de ‘ICU’, que va sobre una relación de amor ya pasada que tuvo con su batería, comentaba igualmente: «me encantaría ser supercreativa cuando estoy deprimida, pero en lugar de eso, todo lo que hago es mirar el móvil durante 8 horas».
Cercana y sencilla, lo suficiente como para presentar una canción en la televisión americana desde una bañera y acompañada de un único instrumento, Phoebe Bridgers nos habla en ‘Punisher’ de lo que es su día a día y su visión de las cosas. ¿Que unos fanáticos mueren a las puertas de un estadio? La letra de ‘Halloween’ dice secamente: «han matado a un fan en el estadio / solo estaba de visita / lo han golpeado hasta matarlo». ¿Que no le gusta aquella canción que Eric Clapton dedicó a un hijo que murió al precipitarse desde una ventana? La letra de ‘Moon Song’ dice secamente: «Odiamos ‘Tears in Heaven’ / pero es triste que su bebé muriera / Nos peleamos hablando de John Lennon / hasta que lloré / me fui a la cama y me puse triste».
Este tratamiento de temas indistintamente cotidianos o graves, livianos o trascendentales, está llamado a dividir: sin que ‘Tears in Heaven’ sea mi composición de cabecera, es muy obvio que Phoebe Bridgers está a años luz de hacer una canción de este tamaño que pueda trascender barreras, géneros y generaciones. Lo bueno es que tampoco es que parezca su objetivo, más bien ‘Punisher’ es una obra deliberadamente modesta, intimista y carente de grandes ambiciones, a veces para muy bien.
El momento más triunfal se produce con ‘Kyoto’, una canción en la que Phoebe Bridgers expresa su malestar porque, después de haber estado tanto tiempo queriendo actuar en Japón, sintió el «síndrome del impostor» cuando tuvo que hacerlo. Da igual que nunca hayas ido a Kyoto o que nunca hayas tenido que dar un concierto, el estribillo eufórico y su sección de vientos saben realzar las cosas similares que hayan podido acontecerte. Lo mismo sucede con ‘Garden Song’, un tema sobre las pesadillas recurrentes que tiene de gira, o con ‘Punisher’. Aunque no te obsesione Elliott Smith como a ella -le dedica la canción a él y a la decepción que un ídolo puede ser para sus fans-, su producción a medio camino entre Jon Hopkins y Phosphorescent es maravillosa.
Tras un tramo medio menos lustroso hasta que llegan los bonitos arreglos al final de ‘Saviour Complex’, una canción que Phoebe Bridgers dice haber escrito en sueños, el álbum remonta con la mencionada ‘ICU’, una cucada country llamada ‘Graceland Too’ que escribió en un viaje de MDMA -coincide más o menos por tanto con ‘Slow Burn’ de Kacey Musgraves– y finalmente una gloriosa ‘I Know the End’ que recuerda al Sufjan Stevens más majestuoso. Tres grandes canciones que se sostienen sin necesidad de subrayados y matizaciones en Genius.
Calificación: 7,6/10 Lo mejor: ‘Kyoto’, ‘ICU’, ‘I Know the End’, ‘Garden Song’ Te gustará si te gustan: Sufjan Stevens, Clairo, Tegan & Sara Youtube: vídeo de ‘Kyoto de Phoebe Bridgers‘
Una de las imágenes más comentadas de los últimos días ha sido el portadón de Fernando Simón para El País Semanal, que incluso se veía obligado a comentar, algo incómodo, en las ruedas de prensa diarias en las que desde hace 4 meses informa de las novedades del coronavirus. Respondía el epidemiólogo: «Les hizo gracia, por lo visto, que fuera a trabajar en moto».
Este domingo se publicaba al fin el reportaje en el que se elabora un perfil de Fernando Simón, recorriendo su biografía, sus viajes relacionados con el mundo de la Medicina, hablando de su familia o de su popularidad, lo que incluye las famosas camisetas con su cara y frases ilustres. «Me he comido una almendra justo antes de empezar a hablar» fue solo una de ellas en relación a este día. Al final del reportaje, en el que se incluyen declaraciones sobre el ministro Salvador Illa o algunas de las impresiones de Simón sobre Pedro Sánchez (recordemos que se encargó de la crisis del ebola mientras gobernaba el Partido Popular), concluye sobre su ascenso a la fama: «Dentro de un tiempo, lo sé, nadie se acordará de mí».
Menos conocida es la faceta de Fernando Simón como melómano. El reportaje de Jesus Ruiz Mantilla informa de que una de sus pasiones es el rock and roll, y concretamente tocar el bajo, afición que comparte, aunque el texto no lo menciona, con Pablo Casado. Dice Fernando Simón: «Los Beatles a toda la familia nos gustan, pero también Eric Clapton, Van Morrison, grupos españoles, Juan Perro y antes Radio Futura, por supuesto… O todos los cantautores, ¿quién puede negar que Sabina es un poeta? Y claro, Labordeta. Mira, digo Labordeta y la carne de gallina se me pone», indicaba en referencia al artista, fallecido hace ya casi 10 años.
Hace un par de semanas recomendábamos con fervor ‘Patience‘, el nuevo álbum del noruego Sondre Lerche. Un disco que, pese a estar en buena medida fuera de la primera plana de gran parte de la prensa musical, carente de todo hype, culmina fabulosamente una trilogía de discos –’Please’ (2014) y ‘Pleasure’ (2017) le precedían– que consolidan la madurez musical y lírica de Lerche. Sus rasgos aniñados hacen recordar sus comienzos, cuando con apenas 17 años se convertía en poco menos que una estrella internacional (en el país nórdico lo es sin ambages) con discos como ‘Faces Down’ (2001), ‘Don’t Be Shallow’ (2003) y ‘Two Way Monologue’ (2004). Pero ya es un hombre, que ha vivido relaciones fallidas –el citado ‘Please‘ era un disco post-divorcio sobre el fin de su matrimonio con la modelo, actriz y directora de cine noruega Mona Fastvold–, y que abandonó la comodidad de ser una celebridad en su país para pasar a ser uno más, o casi nadie, en Nueva York, primero, y Los Ángeles, después. Todo eso se trasluce en un disco cautivador que transmite emoción, sensibilidad y delicadeza mientras se desnuda emocionalmente con franqueza. Por todo esto, nos parece pertinente que ‘Patience’ sea el Disco de la Semana. Foto: Jen Steele.
El álbum, creado por Lerche con sus colaboradores habituales Kato Ådland y Matias Tellez, goza de una producción realmente fascinante, que misteriosamente logra sonar expansiva y grande partiendo de un palpable minimalismo, dejando un espacio entre los instrumentos que prácticamente se puede tocar. Y sobre todo contiene posiblemente las composiciones más soberbias de Sondre en toda su carrera, capaces de llevarnos a la euforia (por ejemplo, la del maravilloso single ‘You Are Not Who I Thought I Was‘) o al desconsuelo con asombrosa fluidez. Uno de sus momentos más sobrecogedores es nuestra Canción del Día, ‘Are We Alone Now’, que en realidad comienza un poco antes, con la desnuda introducción ‘There Is No Certain Thing’ que, con apenas una voz y una claqueta (se diría que es, directamente, una nota de voz tomada en su teléfono), nos mete en vena la tristeza del siguiente corte: «El amor está sobre nosotros, dos cuerpos encajan / Nuestras mentes se alinean pero al final debemos admitir / que no hay nada cierto / salvo que morimos solos».
Una batería de sonido perfecto y un teclado de sonido añejo (emulando un clavicordio, cuyo sonido da carácter a toda la canción), acompañados de un bajo sensual y unos delicados punteos de guitarra, pasan a guiar esos sentimientos de forma tenue y dulce, acogedora, con unos toques de clave cargados de reverb que nos sacan de cuando en cuando de la placidez aparente, enfatizada por unos agradables arreglos de vientos maderas y percusiones (capaces de sostener la canción durante unos segundos, al comienzo del segundo verso) y con un precioso solo de saxofón ejerciendo de outro. Y, en un ambiente tan confortable y embriagador, Lerche nos sonríe con un puñal escondido en la espalda, en forma de versos. Versos cargados de cinismo, que tras esa pregunta inocente «¿estamos solos ya?» –que, por ejemplo, se harían una persona que comparta piso con alguien y ansíe intimidad o unos padres de familia buscando un sosiego de sus irrefutables obligaciones– responde «sí, estamos solos, siempre lo estuvimos/estaremos».
Con un gran ingenio y honestidad –«sinceridad radical», lo llama él–, Sondre desmonta todo romanticismo aparente con una sentencia de calado filosófico muy duro: aunque tú seas mi persona favorita de las que he conocido, no hay encaje posible porque, sin importar lo que hagamos, siempre estaremos solos en el mundo. Pero incluso ante una certeza tan terrible, él es capaz de ver la belleza de la vida, capturarla y servírnosla en los versos finales: «¿Estamos solos ya? Algún día veremos que todo se marchita al final / Es una bendición ser traído al mundo, solo, amar a alguien y morir solo».
Tal y como nos ha explicado en una entrevista telefónica que mantuvimos con él hace unos días y que publicaremos esta semana, Sondre Lerche escapó de la pandemia a mediados de marzo, desde Los Ángeles a su Bergen natal. Allí está refugiado desde entonces, contemplando cómo sus amigos y vecinos padecen la dudosa política sanitaria de Donald Trump y cómo esas mismas personas se manifiestan por la igualdad de derechos de las etnias minoritarias en aquel país. Aunque le ha sido difícil, publicando este disco en mitad de una situación así, ha conseguido agrupar a su banda y preparar un directo muy especial ante un público limitado en el Bergenfest. Celebrado en un antiguo palacio real acondicionado como sala de conciertos y otros eventos, Lerche interpretaba hace unas semanas temas de sus últimos discos, con especial dedicación a este último, incluyendo la maravillosa canción que hoy hemos destacado.
Ennio Morricone ha muerto a los 91 años en una clínica de Roma tras haber sido ingresado como consecuencia de una caída. Su funeral será privado respetando la línea de lo que había sido su vida, como ha indicado el abogado de la familia al diario italiano La Repubblica. Este, Giorgio Asumma, ha asegurado que el artista ha mantenido hasta el último momento su “lucidez y gran dignidad”, estando acompañado por su esposa María.
Morricone ha sido uno de los músicos más influyentes de todos los tiempos gracias a sus incontables bandas sonoras para películas como ‘El bueno, el feo y el malo’ de Sergio Leone, ‘Cinema Paradiso’, ‘La misión’, ‘Frenético’ y así hasta 400 trabajos musicales para cine y televisión. También fueron conocidas sus colaboraciones con gente como Paul Anka, Mina o Andrea Bocelli. Su influencia puede sentirse en decenas de artistas relacionados con la música pop, de Last Shadow Puppets a Portishead pasando por Sr Chinarro. Danger Mouse, Dire Straits, Muse, Metallica y Radiohead están entre aquellos que han admitido haber sido influidos por Ennio Morricone.
El artista pudo realizar una gira de despedida que pasaba recientemente por Madrid con hasta tres fechas, agotando entradas en cuestión de minutos, y también ofreciendo un doble concierto en Bilbao. En el año 2007 recibió un Oscar honorífico tras haberle sido negada la estatuilla hasta entonces (hasta 1979 ni siquiera le habían nominado) y en 2016, cuando se estimaba que ya había vendido 70 millones de copias a lo largo de su carrera, era galardonado con el Oscar a la mejor banda sonora por su trabajo en ‘Los odiosos ocho’ de Quentin Tarantino. También recibía el Premio Princesa de Asturias hace tan sólo unas semanas. Entre los 3 Grammys recibidos hay honoríficos y también el que en 1988 fue para la banda sonora de ‘Los intocables’ de Brian de Palma.
La noticia del día es, sin duda, el no-tan-sorprendente anuncio de Kanye West sobre su intención de presentarse a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2020. Una controvertida, estrambótica y confusa noticia que quizá no sea tan loca como parece en términos electorales si se contemplara como un pacto con el actual presidente, Donald Trump, para desviar la atención y, de paso, votos que podrían ir a su rival Joe Biden. Pero que, en general, una gran parte del mundo se está tomando a chanza, generando infinidad de memes y desatando el ingenio de la Internet.
Varios tuiteros manifiestan que esto es parte de un 2020 repleto de catástrofes, pero en realidad no todo el mundo está escandalizado o enfadado por la noticia: hay quien no duda en que votaría a West por delante de Trump y Biden, e incluso quien pide que ‘American Boy’ de Estelle, co-escrita y con un featuring de Kanye, se convierta en el nuevo himno nacional. Hasta hay quien imagina la escena de él y sus coleguitas acudiendo a las mesas electorales a votar por el autor de ‘Yeezus’. También hay quien recuerda algunas de las noticias más controvertidas de West, como cuando dijo que la esclavitud fue «opcional» (como una asignatura de la universidad) o se manifestó en contra del aborto. Pero no falta quien le responde con sus declaraciones contra la homofobia en el hip hop o su apoyo económico a la familia de George Floyd. Rose McGowan, cándidamente, dice esperar de él que sea anarquista y socialista. Ahá…
También están aquellos para los que lo peor de un presidente Ye no sería él, sino que su mujer y magnate de la moda, la cosmética y la comunicación, Kim Kardashian, se convertiría con ello en primera dama. «América, estás jodida» o «me largo de este país» son algunos de los mensajes más populares en estos momentos en Twitter que hacen referencia a KK. Y no falta quien asegura que, contra todo pronóstico, Kim no sería la primera primera dama (valga la redundancia) en haber aparecido en un vídeo porno.
Kanye West announced that he will be running for president in 2020. Now imagine if Kim Kardashian becomes the first lady 🤓😦 pic.twitter.com/Oev9hGnZHm
Aunque quizá lo que más juego está dando en Twitter es una hipotética reacción ante la noticia de Taylor Swift, la némesis de West en el mundo de la música y con la que mantiene un enfrentamiento desde que interrumpiera su discurso a mejor vídeo del año en los premios MTV para decir que el de Beyoncé era mejor. El cómico y guionista español Manuel Bartual ha sido de los primeros en proyectar la posibilidad de que Taytay decida plantarle cara batiéndose con él en las urnas en 2024. Pero la mayoría piensan en una reacción de espanto de la autora de ‘You Need to Calm Down’, e incluso se la imaginan huyendo del país, desatando la represión hacia las swifties, sus fans. ¿Dónde? Pues quién sabe si a Corea del Norte, donde se erigiría en suprema líder por delante de Kim Jong-Un, sirviendo en bandeja la 3ª Guerra Mundial. Bendita Internet.
Supongo que esto quiere decir que Estados Unidos tendrá a su primera presidenta en 2024 cuando Taylor Swift se presente candidata para impedir que Kanye West sea reelegido. https://t.co/8feiMlPenQ
Katy Perry está en estado de buena esperanza por partida doble: de su primera hija con Orlando Bloom y de un nuevo álbum. Un sucesor de ‘Witness’ que se publica el día 14 de agosto, aunque a día de hoy solo conocemos de él su existencia y un single, ‘Daisies‘, cuyo desempeño en las listas de éxitos está siendo más bien regulero, por más versiones acústicas y remixes bailables de cara al Orgullo 2020 que aporte al asunto. En todo caso, Perry está de promo, y ofrece entrevistas mientras permanece confinada en su casa. En la última de ellas, ha dejado una de esas patochadas suyas que la distinguen y la han llevado a ser el centro de atención como jurado en ‘American Idol’, por ejemplo.
Como recogía hace unas horas la plataforma de RTVE Playz, en esa entrevista (desconocemos el medio por más que hemos indagado, la verdad) declaraba su amor a Rosalía, o «Rozalía», como dice ella cómicamente. «La amo, tengo un «crush» con ella», dice con gestos de ir a darle un vahído, convirtiéndose en un meme en sí misma. Un clip que llegaba a la propia artista barcelonesa que, partiéndose de risa, dice en un tuit «si es que hay que quererla». ¿Habrá una colaboración en ciernes, ya que se quieren tanto?
No parece probable, como tampoco lo es un dueto entre Perry y otra cantante barcelonesa con el que se ha especulado fuertemente esta semana: hace un par de días, Katy Perry y Aitana eran trending topic por un rumor que decía que ambas cantarían juntas en ‘Teary Eyes’, una de las canciones que contendría, hipotéticamente, su nuevo disco antes mentado. Pero lo cierto es que no hay nada de cierto en ello, según ha contado la propia Aitana en una entrevista con Tony Aguilar en Los40: “Yo me meaba”, decía la intérprete de ‘Teléfono’. “Cómo se ha liado con esto, ¿pero de dónde lo ha sacado?”, explicando que incluso sus propias amigas le escribían para saber del asunto de primera mano. “¡Lo estaba flipando hasta yo!”, aseguraba, añadiendo que ella no es “tan guay para hacer un tema con ella”, aunque le encantaría que se lo planteara en un futuro. Ha sido bonito mientras ha durado.
Ginebras han sido una de las revelaciones nacionales de los últimos años: ‘La típica canción’ supera ya el millón de reproducciones en Spoti, y su versión de ‘Con altura’… se acerca. Su nuevo single, que ha pasado esta semana por nuestra «Sesión de Control», se llama ‘Paco y Carmela’ y su costumbrismo tira ahora hacia el hallazgo del amor en la mediana edad, cuando sus personajes ya habían perdido la esperanza.
Nos lo cuenta Magüi vía WhatsApp de voz: «Esta canción se creó para la reacción que está teniendo: para levantar a la gente a tope como en las fiestas de pueblo, porque venimos del pueblo y las fiestas es algo que nos encanta. Queríamos hacer algo bailongo, con toque latino y de cachondeo, y al pensar de qué hablábamos, al llegar al local hablamos de lo mal que nos iba en el amor: «qué desgraciadas somos en el amor», «nadie nos quiere… Todo de risa obviamente, porque tampoco es un drama. Quisimos contar esto con una historia de amor no tan al uso, hablando de dos divorciados. Nunca es tarde para encontrar el amor, te puedes enamorar muchas veces en tu vida. Por un lado estamos diciendo que somos unas desgraciadas porque nadie nos quiere, pero por otro: «mira, Paco y Carmela nos hacen creer en el amor a saco». Todos arriba a bailar y a celebrar la vida. El amor está ahí y hace falta más amor».
‘Paco y Carmela’ narra efectivamente una cita a ciegas entre los protagonistas referidos: el tío Paco, «divorciado a los 50 años», conociendo a Carmela, «muy guapa e ingeniera», en contraste con una narradora a la que «nunca ha sido romántica» y le «va fatal en el amor». Musicalmente, Ginebras vuelven a apuntarse el tanto de la universidad con esta suerte de pop-rock latino que podrían haber escrito Los Rodríguez más poperos y desenfadados. Además, no falta el guiño cinematográfico habitual, esta vez a la galardonada cinta de Carlos Saura.
‘What’s Your Pleasure?‘ de Jessie Ware es nuestro Disco de la Semana. El cuarto trabajo de la cantante británica es un exuberante despliegue de elegancia y sofisticación llevadas a la pista de baile, y si su aproximación a la música disco de los años 70 y 80, materializada en singles estelares como ‘Spotlight’, ‘Ooh La La’ o ‘Save a Kiss’, hace pensar inequívocamente en las fiestas de la mítica discoteca Studio 54 de Nueva York, es imposible obviar que la portada del álbum es una casi-réplica de aquella famosa instantánea de Bianca Jagger tomada en la época por Andy Warhol, dos las cientos de celebridades que frecuentaron aquel lugar durante su apogeo.
¿A qué otras cosas recuerda el nuevo trabajo de Ware? ‘What’s Your Pleasure?’ es un disco putifino de cabo a rabo, y el putifinismo es un concepto muy variado, como saben los usuarios de nuestros foros. Es una elegancia decadente y enfocada en el hedonismo. Lo definen acciones, personas o cosas como «tomar Martini blanco» o «beberse una combinado dejando la mancha de carmín en el borde del vaso», «acariciar el pasamanos con las yemas de los dedos mientras subes lentamente las escaleras», «la moda ibicenca», «Norma Duval», «embadurnarte de aceite», «llevar un kit finísimo para la cocaína», «que se te salga un pezón», «sacar un pintalabios y un espejito del bolso mientras el taxista mete tu equipaje en el maletero», «Dinastía», «llamar a tus conocidas «querida»», «llamarte Mariah Carey» o el «villano de ‘Las Supernenas'».
A partir de este concepto, una playlist de posibles referencias de ‘What’s Your Pleasure?’ no tiene por qué incluir a Prince o Janet Jackson y nos invita a imaginar qué pincharía hoy Studio 54. Y no cuesta imaginar una sesión en la que sonaran hits de disco contemporáneo de Róisín Murphy, Kylie Minogue, Goldfrapp, pues no hay que olvidar que ‘Ride a White Horse’ estaba inspirada en la entrada a caballo de Bianca Jagger en aquella discoteca; el ‘Tutti Frutti’ de New Order o la propia Jessie Ware, pero también temas más underground de Tiger & Woods, Dimitri from Paris o Hercules and Love Affair o ritmos más duros de chicago house y acid como ‘Brighter Days’ y ‘Percolator’ de Cjmere o ‘R U Sleeping’ de Indo, pues James Ford de Simian Mobile Disco es el productor principal de este trabajo. Una noche en la que caben la dulzura de Little Boots tanto como la actitud de Azealia Banks o la magia de ese ‘Spotlight’ que colocamos a mitad de playlist, marcando un segundo comienzo.
Tal y como había especulado ya en alguna ocasión, y pese a que más tarde descartara hacerlo ahora y proyectarse a 2024, Kanye West acaba de anunciar hace un par de horas que se presentará como candidato a la presidencia de EEUU en las elecciones del próximo mes de noviembre. En un tuit el artista, casi avanzado su programa de gobierno, dice «Debemos llevar a cabo la promesa de América confiando en Dios, unificando nuestra visión y construyendo nuestro futuro. ¡Me presento a presidente de Estados Unidos!», acompañado del hashtag #2020VISION, que (todavía) no sabemos qué quiere decir.
Para más inri, el magnate de la tecnología Elon Musk ha respondido a su tuit diciendo que «tiene su total apoyo» en esa empresa. Algo que podría sonar a chanza si no fuera porque Ye publicó hace días una foto de ambos juntos en la casa de aquel –de hecho, ya hay quien ha observado que en el reflejo del cristal se vislumbra a Grimes tomando la instantánea–. Es decir, todo esto podría estar planeado. Ahora bien, ¿va en serio Kanye? ¿Tiene alguna posibilidad real de ser presidente de los Estados Unidos de América?
Kanye West anunció durante un laaaargo discurso en la gala de los premios MTV VMA’s 2015 que quería presentarse a presidente en 2020. Todo el mundo lo tomó a broma (aún no tenemos claro que no lo sea) se tomó a broma el anuncio. Incluso Hillary Clinton, por entonces pre-candidata, que entendía que, de suceder, sería bajo las alas del Partido Demócrata, considerando la cercanía con Barack Obama que había mostrado West durante su mandato. El giro de guión llegaría tras las elecciones de 2016, en las que Donald Trump derrotó contra todo pronóstico a Clinton. A partir de ahí, West inició un acercamiento a los postulados de Trump y le visitó variasveces en la Casa Blanca, alabando su figura y sus políticas, generando una considerable controversia.
Pero, ¿va en serio? Lo cierto es que por el momento no se conocen detalles de su candidatura: ¿se presentará a las primarias del partida Republicano o lo hará de forma independiente? Lo último parece improbable, porque supondría una inversión descomunal para afrontar una derrota casi segura –desde el siglo XIX, no ha habido ningún presidente en USA que no perteneciera a los dos partidos principales–. Más posibilidades tendría si formara parte del Partido Demócrata: ha demostrado que sus ideales están más cercanos al extremo conservador y del fundamentalismo religioso que representa Trump y, aunque obviamente no se impondría a él, sí tendría posibilidades de formar parte de su gabinete.
De hecho, no sería tan delirante pensar que todo esto sea una maquinación para, en una pirueta loca, captar el voto de las minorías étnicas del país, que en los últimos meses se han manifestado contra la violencia policial y su racismo. O como poco, arrebatar a Joe Biden, candidato demócrata, el voto de los indecisos aunque solo sea para echarse unas risas. Así que no, quizá no veamos a Kim Kardashian como primera dama (como algunos temen), pero que Kanye vaya esta vez en serio puede ser verdad. En un país en el que una actor de westerns gobernó durante 8 años y con West por medio, todo puede ser, literalmente. Y a todo esto, le vendrá de perlas para promocionar ese anunciado nuevo disco, ‘God’s Country’.
We must now realize the promise of America by trusting God, unifying our vision and building our future. I am running for president of the United States 🇺🇸! #2020VISION
Después de Rolling Stones y Tom Petty, ahora es Neil Young el nuevo músico agraviado por el uso de sus canciones en un mitin de Donald Trump. «Esto no cuenta con mi aprobación», ha respondido a través de su cuenta oficial en Twitter a una tuitera que señalaba cómo sonaba el himno ‘Rockin’ in the Free World’ en un mitin que celebraba el presidente de Estados Unidos junto al Monte Rushmore coincidiendo con el 4 de julio, fiesta nacional del país norteamericano.
No era la única canción del canadiense que sonaba en dicho evento político pues, como señalaba la misma usuaria con un vídeo del mismo evento en el que se escuchaba ‘Like a Hurricane’. Young insistía respondiendo «Me manifiesto en solidaridad con los Siux Lakota; y esto no cuenta con mi aprobación». Es bien conocida la implicación del veterano rockero en denunciar los agravios que los nativos norteamericanos han sufrido durante siglos por parte de los colonizadores de aquellas tierras.
Además, no era la primera vez –como sucedió en el caso de Rolling Stones– que Trump usaba ‘Rockin’ in the Free World’ en sus actos políticos, puesto que ya lo hizo en el inicio de la campaña electoral que le llevó hasta la Casa Blanca en 2016, como también sucedió con Rihanna, Guns ‘N’ Roses y una larga lista. Ahora, en respuesta a TMZ, su equipo de campaña asegura que pueden usar estas canciones porque «han pagado para obtener los derechos de usarlas». Todo esto, que parece una evidente que es una maniobra de distracción, recuerda a cuando ningún artistas mínimamente popular quería participar en los eventos de Trump, por mucho pastizal que ofreciera.
Neil Young ha sido actualidad en las últimas semanas por cuestiones puramente artísticas: el pasado 19 de junio veía la luz ‘Homegrown‘, un disco grabado en el año 1975 que nunca había visto la luz hasta ahora por expreso deseo de su autor.
Desde hace unos meses, el que fuera conocido en su día como miembro del grupo Calle 13, Residente, viene allanando el camino para su segundo trabajo de estudio tras su bastante exitoso álbum debut homónimo publicado en 2017. Sin dar más detalles sobre este de momento, tras el petardazo dado con la emotiva ‘René‘ y la sentimental ‘Antes que el mundo se acabe’ –promocionada con un vídeo de besos entre Ricky Martin, Leo Messi y Ana de Armas con sus respectivas parejas–, ahora lanza un nuevo single titulado ‘Hoy’ en el que retoma el pulso de su lado más hedonista y bailable.
Producido por Trooko –con el que René Pérez ha trabajado en varias ocasiones, incluido su single con Bad Baunny ‘Bellacoso‘–, se trata de un tema de base post-reggaetonera al estilo Major Lazer, sobre la que Residente despliega una letra de claros tintes sexuales, con el leit-motiv de «la vaca tiene por los cuernos al toro» que retrata la portada del single.
La canción es promocionada con un vídeo cuya producción lleva a pensar que ha sido facturado antes de la Covid-19. Y no tanto por la factura espectacular de los efectos especiales –que llevan a los actores implicados en la colisión sexual a posturas inverosímiles– como por la necesaria ausencia de distanciamiento social entre ellos. Presos del embrujo que parece poseer a los que escuchan ‘Hoy’, los protagonistas se enzarzan en un agresivo enfrentamiento sexual como si de un videojuego de lucha cuerpo a cuerpo se tratara. La cosa adquiere tintes delirantes cuando, trasladándose el «combate» a la calle, algunos viandantes se ven también inevitablemente forzados a darle lo suyo al que tengan más cerca. Entre los diversos actores argentinos que participan de esa cómica y caliente escena encontramos con sorpresa al prácticamente español Leonardo Sbaraglia –un crucial papel secundario en ‘Dolor y gloria‘ de Almodóvarha sido uno de sus últimos trabajos–, en un registro poco frecuente en él.
Sea –como parece– con disco nuevo en nuestros haberes o no, Residente ha sido ya confirmado en las ediciones pospuestas a 2021 de los festivales Río Babel (Madrid) y Cruïlla (Barcelona.
Hace unas horas, la consagrada músico y cada vez más valorada actriz –acaba de protagonizar la segunda temporada de ‘Homecoming’ y en breve estrena ‘Antebellum’, ambas como protagonista– Janelle Monáe ha publicado una serie de tuits en los que plantea un debate que no termina de cerrarse: ¿ha llegado el momento de acabar con la misoginia en la música? En su primer mensaje, la autora de ‘Dirty Computer‘ alude primero al rap, pero también habla en general de música: «La verdad es que ya solo quiero escuchar mujeres rapeando. La cantidad de misoginia de la mayor parte de hombres en el rap y la música es exasperante. Tenemos que abolir esa mierda también», dice en clara referencia a las manifestaciones contra el racismo que sacuden desde hace más de un mes la sociedad estadounidense.
Más tarde llama a quemar el sistema patriarcal que «ha abusado de las mujeres (y de las mujeres negras en particular) desde hace demasiado tiempo». «O echas gasolina o te quemas con ellos», dice gráficamente, pidiendo la implicación de los propios creadores: «no podéis esperar que las mujeres vengamos a señalar cada «puta», «zorra» o actos violentos hacia las mujeres que han influido en el rap y el rock en la historia de la música. «La misoginia», prosigue, «NUNCA ha estado bien sino que se ha normalizado. Las mujeres no crearon la misoginia, lo hicisteis vosotros. ASÍ QUE TOMÁOS LA MOLESTIA DE ABOLIRLA», apunta a sus compañeros de profesión masculinos. «No nos hagáis creer que os importó alguna vez. Si hubiera sido así, ya lo habríais ABOLIDO. Tuvisteis tiempo», dice también antes de reconocer que el trabajo muchos de sus héroes musicales y compañeros es «problemático». «Incluso yo podría ser una heroína problemática para alguien», asevera cerrando el hilo.
Lo cierto es que este debate es acuciante en el rap. En un mundo post-#MeToo, aunque se han hecho avances por parte de algunos artistas –léanse Kendrick Lamar, Childish Gambino, Tyler, the Creator, Lil Nas X…–, lo cierto es que buena parte de los nombres –muchos muy jóvenes, cuando no debutantes– del hip hop que triunfan en Estados Unidos y que amplifican su mensaje a todo el mundo –léanse DaBaby, Roddy Rich, Gunna…– siguen enarbolando un mensaje de superioridad, cuando no de violencia, hacia las mujeres. Sin ir más lejos, el reciente número 1 en el país norteamericano 6ix9ine publicaba hace unas horas un single llamado ‘Yaya‘ en el que canta líneas como «tráeme bebida, no quiero agua» entre chicas en bikini bañadas en leche. Y no, esto no va de que Bad Bunny cante «Tú ere’ mi Lady Gaga, yo tu Bradley Cooper / Ella se lo traga, y me lo escupe». Esto no va de prácticas sexuales explícitas, siempre que sean consentidas. Una cosa es rechazar un abuso machista, y otra muy diferente la mojigatería.
Este debate viene de largo y no afecta únicamente al rap. En nuestro país, por ejemplo, se ha señalado a artistas de la trayectoria de Joaquín Sabina y Loquillo con canciones de contenido degradante para la mujer. También lo fue C. Tangana hace un año, cuando se cancelaron dos conciertos suyos en Bilbao a causa de sus letras consideradas machistas. El que suscribe estas líneas apelaba en amboscasos a la educación. Pensaba, y pienso, que es necesario formar personas que sepan dirimir que la expresión lírica y musical no debe ser necesariamente trasladada ni validada en la vida, no intervenir ni vetar la creación artística. Sin embargo, perdida la batalla de la formación –la educación hace décadas que es empleada, y no solo en España, como un arma política de la que apoderarse, más que una fuente de riqueza social y prosperidad común–, ese discurso sea insuficiente, como apunta Monáe.
Del mismo modo que sucede en la industria del porno, a la que se reclama que se extirpen comportamientos de intimidación y violencia para evitar que sean normalizados por chavales que acceden a ella de una manera fácil y directa (justo como sucede con la música), quizá sea el momento de pedir un cambio a los creadores. Que asuman que sus obras deben tener en cuenta que pueden llegar a personas que no necesariamente (y esto no solo afecta a los más jóvenes, ni mucho menos; más bien al contrario) sepan separar entre arte y realidad y que pueden servir de ejemplo para ellos y ellas. Volviendo a C. Tangana –y dando carrete a los que piensan que aquí El Madrileño es poco menos que intocable–, algo debió (como reconoce) removerse en él tras ese incidente vivido el verano pasado: en su último éxito ‘Nunca estoy‘, canta en la voz de una mujer –aparentemente, la de su propia pareja– que le reprocha su comportamiento, interiorizando así las críticas de ella hacia él. Puede ser un paso pequeño, pero es un paso.
Ryan Adams acaba de reaparecer tras un año desaparecido después de la controversia surgida cuando, en un reportaje de The New York Times, varias mujeres le acusaban de abusos emocionales, sexuales y de poder hacia ellas. Entre las supuestas afectadas estaban su ex-mujer, la actriz y cantante Mandy Moore, que manifestó haber sido menospreciada por él artísticamente, y Phoebe Bridgers (ahora mismo muy alabada su nuevo disco ‘Punisher’), que explicó que una colaboración profesional derivada en relación personal se transformó en un abuso emocional por parte de él. Otros testimonios de mujeres menos conocidas apuntaban en la misma dirección, e incluso se hablaba de supuestas relaciones íntimas con una menor de edad.
Después de una airada reaparición momentánea –tildaba de «estúpidos» a los que aireaban esos supuestos abusos, que alimentaban a «la turba»–, el ex-Whiskeytown acaba de hacer pública una carta a través del diario británico The Daily Mail en el que ofrece, con un tono muy distinto, disculpas. «No hay palabras para expresa lo mal que me siento por las formas en que he maltratado a la gente a lo largo de la vida y carrera. Todo lo que puedo decir es que lo siento. Así de simple», comienza diciendo. Asume, en todo caso, que estas disculpas pueden sonar como «la basura vacía» que ya entonó cuando recibió estas acusaciones, pero «solo puedo decir que esta vez es diferente». «Haber sido consciente de verdad del daño que he causado, me destrozó, y aún estoy deshaciéndome de las ondas de devastadores efectos que mis acciones desencadenaron. No hay forma de convencer a la gente de que esta vez es realmente diferente, pero es la penitencia que tengo que hacer como resultado de mis actos».
Ryan también asegura que se ha esforzado por llegar a la raíz de los problemas que derivaban en estos comportamientos, y que parte de ese conocimiento ha implicado permanecer completamente sobrio que, ha descubierto, era algo muy ligado a la salud mental. Para concluir, explica que en este tiempo ha seguido haciendo música porque es su manera de «desnudar su alma» y que, sobre este asunto en particular, ha escrito suficientes canciones como para llenar «media docena de álbums». «Algunas de estas canciones son de enfado, muchas son tristes, pero la mayor parte de ellas son sobre las lecciones que he aprendido en los últimos años. Son una expresión de mi más profundo arrepentimiento», asegura antes de concluir que espera que «las personas a las que he hecho daño se curen. Y espero que encuentren una manera de perdonarme».
Poco antes de que estallara este escándalo en febrero de 2019, Ryan Adams había anunciado la publicación de nada menos que tres álbumes a lo largo del año pasado, llegando a detallar las portadas de dos de ellos, ‘Big Color’ y ‘Wednedays’. Tras el escándalo, el lanzamiento de estos trabajos quedó suspendido y su gira europea de presentación, cancelada. Su último trabajo de estudio conocido, por tanto, sigue siendo ‘Prisoner‘, publicado en 2017.
No quisiera estar en el pellejo de Carly Rae Jepsen, su mánager o su discográfica. La cantante acostumbra a escribir decenas de canciones para sus álbumes y en el caso de ‘Dedicated‘ el año pasado fueron nada menos que 200. 15 pasaron la criba y 12 son las que se han seleccionado para el álbum de «caras B» que ha salido exactamente un año después. Lo más habitual que se suele encontrar en los discos de descartes es temas que no estaban bien rematados, que suenan inacabados en forma o en fondo (un estribillo forzado, un middle-eight que brilla por su ausencia) o simplemente tan diferentes en sonido que no pegaban en el disco original. No es el caso de ‘Dedicated Side B’. El nivel de todas ellas resulta similar. El estilo, también. Sus canciones están aquí como podrían estar allá.
Y es un cumplido. Si este fuera un disco más de Carly Rae Jepsen, hay quien podría argüir que falta un single al nivel de ‘I Really Like You’… pero a su vez podemos celebrar que ninguna pista se decante por intentar triunfar por el camino de lo irritante como sucedía en ‘Party for One’, que por algo se dejaba para el final de la secuencia del álbum original. De acuerdo en que ‘Dedicated Side B’ no tiene esa canción que pueda ser un hit «breakthrough» y conquiste a nuevos seguidores -estaría bueno-. A cambio, está plagado de temas que serían cuartos, quintos y sextos sencillos de éxito en manos de Taylor Swift, a lo ‘Delicate’. Podría ser el caso de ‘This Love Isn’t Crazy’, ‘Felt This Way’ y su canción gemela en rima a continuación ‘Stay Away’ o ‘Comeback’, que tiene un puntito Robyn y un puntito R&B.
Sin salirse demasiado de su estilo de revival ochentero por la vía de la máxima vigencia, un poco como si Hot Chip estuviera produciendo sin descanso a una sucesión de «one hit wonders» de aquella década tipo Spagna, hay un par de temas que sorprenden. ‘This Is What They Say’, que cuenta con la co-autoría de Dev Haynes, tiene un punto funk y otro electro de lo más simpático; mientras ‘Summer Love’ añade el viaje psicodélico de unos Tame Impala («cuando me acaricias, quiero volar», dice su texto) o también de unos Ladytron. En la línea, ‘Let’s Sort the Whole Thing Out’ tipo ese punto indie pop que puede recordar a gente tipo Two Door Cinema Club o Cayucas, y ‘Now I Don’t Hate California After All’ cierra el álbum con un punto onírico mitad cuento de hadas, mitad «estoy en la playa tumbada con Kali Uchis». Si un disco de descartes tan notable como este no confirma que lo de Carly Rae Jepsen es grande, ¿qué lo hará?
Calificación: 7,4/10 Lo mejor: ‘This Love Isn’t Crazy’, ‘This Is What They Say’, ‘Let’s Sort the Whole Thing Out’, ‘Comeback’ Te gustará si te gustan: ‘Dedicated’ y ‘Delicate’ Escúchalo: ‘This Is What They Say’ en Youtube